Por Javiera Millar
Desde el principio, viajar a Venecia fue una verdadera aventura. A pesar de saber desde siempre que Venecia se encuentra al interior de una laguna, no fue hasta que nos encontrábamos en el aeropuerto que nos dimos cuenta de cuán real e impresionante era, pues lo primero que tuvimos que hacer junto a mi amiga viajera, ¡fue tomar una lancha para llegar a la ciudad!
Como llegamos relativamente temprano, luego de bajarnos de la lancha decidimos caminar con nuestras maletas y así aprovechar de admirar el paisaje durante unos minutos. Sin embargo, no tomamos en cuenta que Venecia no tiene un plano ortogonal (o damero) como el de Santiago, sino mas bien uno irregular, por lo que nos tomó aproximadamente 20 minutos ubicarnos para lograr llegar a nuestro hotel.
Tomamos un pequeño descanso y emprendimos nuestra caminata nuevamente.
Una de las principales recomendaciones para aprovechar estos paseos y no morir en el intento, es siempre ir con ropa y zapatos cómodos, obviamente sin perder el glamour, puesto que nos encontraremos con miles de lugares perfectos para lograr unas fotos preciosas.
También existe la posibilidad de movilizarse sobre los llamados taxis acuáticos para ir de un lugar a otro disfrutando de la vista y la experiencia. Sin embargo, esto será más conveniente cuando se viaja con un grupo grande de personas, ya que el precio entre los tramos más comunes, como lo son desde el aeropuerto o la estación de trenes hasta la ciudad, se encuentra entre 65 y 130 euros (aproximadamente entre $50.000 y $102.000 pesos chilenos), y los taxis cuentan con una capacidad de máximo 10 personas.
Dentro de nuestra caminata logramos ver muchas de las mejores atracciones de la ciudad, las cuales tienen un estilo y encanto propio. Partimos visitando la Plaza de San Marcos, la cual es considerada la única plaza dentro de la ciudad y es su principal destino turístico, pues está rodeada de los edificios más importantes de la ciudad, como los son museos, bibliotecas, la casa de la moneda, etc.
Entre estos, se encontraba el Palacio Ducal (Palazzo Ducale), el cual cuenta con un estilo gótico veneciano, que nos dejó sorprendidas gracias a su belleza y gran tamaño. Éste solo se puede visitar con una reserva hecha previamente a un guía calificado y tiene un valor aproximado de 28 euros (aproximadamente $22.000 chilenos), permitiendo entrar a las tres plantas con las que cuenta el palacio, donde nos encontramos por un lado con una arquitectura fantástica y una galería de arte con las obras de los artistas más famosos de Venecia que les hizo ganarse el nombre de museo, y por otro lado, con las celdas y artefactos de interrogación usados cuando parte de esta edificación era utilizada como cárcel.